CULTURA A DOMICILIO - De 7PK2 y Roberto Medina…

Por: Paloma Cuevas

Twitter: @PalomaCuevasR



El pecado es en su concepción más básica la transgresión voluntaria y con conocimiento de causa de un precepto bueno, ya para los griegos el vivir al margen de un código moral, intelectual o tenido como meta ideal por una actitud errónea ya fuera de manera consciente o inconsciente era considerado una hamartia, el concepto religioso que sobrevive hasta nuestros días explica al pecado como un “delito de tipo moral” que transgrede los preceptos religiosos.
A pesar de que todo pecado tiene una connotación de tipo personal al ser un acto realizado en el ejercicio del Libre Albedrío, y no como resultado de una acción de un grupo o una comunidad, sin embargo el pecado de cada uno repercute en cierta medida en los demás, ya sea porque los afecta o porque sienta un precedente conductual, sin embargo algunos pecados muy específicos son considerados sociales, cuando se afecta la justicia en las relaciones entre individuos y comunidades, cuando se transgreden los derechos humanos, comenzando por el derecho a la vida, la libertad, la dignidad y el honor del otro.
Algunos escritores religiosos tales como Cipriano de Cartago, Juan Casiano y Columbano de Luxeuil enumeraban ocho pecados capitales, el número siete fue dado por el Papa Gregorio Magno y fue mantenido por la mayoría de los Teólogos de la edad media. Como ejemplo Evagrio Póntico escribió sobre los ocho vicios malvados que fueron divididos en dos categorías:
1.     Los vicios concupiscibles o deseos de posesión: gula y ebriedad, avaricia, lujuria y vanagloria.
2.     Los vicios irascibles que son carencias y frustraciones: ira, tristeza, pereza y orgullo.
Posteriormente Juan Casiano y Columbano de Lexeuil se encargaron de actualizar esta lista siempre respetando 8 pecados, hasta que en el siglo VI el papa romano Gregorio Magno confeccionó una lista propia y definitoria reduciendo estos vicios a siete considerando a la tristeza una forma de pereza y quedando entonces hasta la actualidad la lista de la siguiente manera: lujuria, pereza, gula, ira, envidia, avaricia, y orgullo, los cuales fueron utilizados por Dante Alighieri en “El Purgatorio” la segunda parte de “La Divina Comedia”.



Con esta  temática, actualizada de un modo divertido y enfocada a la feminidad se llevó a cabo el viernes 14 de agosto la inauguración de la exposición 7Pk2 del Maestro Roberto Medina, quien nos da el placer de admirar 8 de sus obras creadas exprofeso para esta exposición, las cuales llevaron un trabajo de más de un año, para dar como resultado cuadros de gran formato en los que se aprecia la maestría de este artista plástico proveniente del Distrito Federal y con una especialidad cursada en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México que en perfecto dominio de su arte (pintor, escultor, diseñador, dibujante, fotógrafo y arquitecto), llega hasta nosotros a partir de este viernes 14 de agosto a través de la Dirección General de Patrimonio y Servicios Culturales, contando con la presencia de autoridades en la cultura de nuestro estado tales como la Mtra. Ivett Tinoco Secretaria de Difusión Cultural de la Universidad Autónoma del Estado de México e Irma Patricia Aguilar Directora del Museo de Arte Moderno del Estado de México.
Más allá de los cuerpos perfectos de esas mujeres semi-desnudas que representan la perfección de nuestra educación reprimida por lo que “debe ser”, la apreciación de nuestra naturaleza predispuesta al pecado y la equivocación, la posibilidad de apreciar obras de gran calidad y darles el valor que tienen de la mano de un creador tan polifacético, teniendo la oportunidad de reflexionar en el empoderamiento al que la mujer tiene derecho en un estado que acaba de implementar la solicitud de la alerta de género en once de sus municipios.


Medina comparte con nosotros  su esencia misma, su ambigua creencia en Dios, en un orden natural y en la divinidad del alma, así como en vidas anteriores y en la evolución del Ser. Ese Roberto Medina que cree en la espiritualidad, en el poder de los encuentros esenciales y en el amor por sobre todas las cosas, como un prodigio. Al mismo tiempo su negativa de creer en la institucionalización de la fe, como ordenadora del pensamiento o las emociones. Ese hombre que cree que la corporación llamada “iglesia” puede ser falible y corrompible por su esencia humana. En resumen Roberto Medina es un artista, pero es también un hombre que cree en la fe, pero que no confía en los intermediarios.
Ante  lo maravillosa y excitante que es la libertad, la posibilidad de analizar y concluir  que los pecados capitales no son más que comportamientos que todos tenemos, sólo que llevados a un extremo. Tal vez si en lugar de juzgar nos dedicáramos a vivir con pasión encontraríamos la manera de catalizar nuestros pecados en motivadores para tratar de ser mejores seres humanos: Disfrutar de nuestra pereza hasta el cansancio y reponer las energías que nos roba la vida acelerada y sin pausas que llevamos, disfrutar de nuestra lujuria y deseo y hacer sentir a ese ser especial alguien realmente importante, usar la envidia en lugar de para criticar al pobrecito prójimo para obligarnos a ser mejores, disfrutar de nuestra gula y apetito para agradecer la comida que tenemos en la mesa y valorar la oportunidad de compartirla con aquellos que amamos, utilizar nuestra soberbia en dosis limitadas para esos momentos en que nuestra auto-estima nos juega malas pasadas, guardar un poco de ira para actuar cada vez que el temor nos paralice, hacer uso de la avaricia para saber atesorar los buenos momentos y ahorrar un poquito con lo complicado que están los tiempos y por último saber que la culpa es de quien la padece… y es nuestra decisión o no ir pidiendo perdón por ser quienes somos.
Mi recomendación asistan a la exposición que estará abierta al público hasta el próximo 25 de octubre y disfruten de ser quienes son, después de todo sólo hay una vida.